jueves, 23 de diciembre de 2010

Extractos de Viajes con Heródoto, de Ryszard Kapuscinski

Antes de que prosiga su viaje –escalando senderos escaprados, surcando el mar a bordo de un barco, cabalgando por las estepas de Asia-, antes de que llegue a la morada de los desconfiados escitas, descubra las maravillas de Babilonia y sondee los misterioes del Nilo, antes de que ocozca cien nuevos lugares y vea mil cosas incompresnsibles, Heródoto aparecerá fugazmente en una clase mgistral que la catedrático Biezunska-Malowist pronuncia dos veces por semana antes los estudiantes del primer curso de historia en la Universidad de Varsocvia




Desaparecerá en un segundo y tan definitivamente, que ahora, cuando pasados muchos años reivso mis apuntes de aquellas clases, ni siquiera encuentro en ellos su nombre.



Al notarme incapaz de pegar ojo, sqqué de la bolsa el libro que Tarlowska me había regalado para el viaje. El ejemplar de la hIstoria de Heródoto era un volumen mjy grueso, con cientos de páginas. Los libros así tienen un aspecto tentador;m son como una invitación a una mesa llena de manjares.



Pasó la noche y se levantó el día. Con los ojos pegados a la ventanilla, por primera vez veía un espacio tan vasto de nuestro planeta. Una visión así puede inspirar pensamientos sobre la infinitud del mudno.



Más aún: descubri una relación entre tenern nombre y existir, pues cada vez que volvía al hotel me daba cuenta de que en la ciudad había visto tan sóo aquello que sabía nombrar, por ejemplo recordaba una acacia poero no el árbol que crecía junto a ella, porque desconocía su nobmre. En una palabra, compmrendí que cuanto más vocabulario atesorase, más pronto –y más rico en su inabarcable diversidad- se abriría ante mí el mundo.



Vi la escena siguiente: una anciana saca de un pliegue de su sari un puñadito de arroz. Lo vierte en un cuenco. Empieza a mirar en derredor suyo, a lo mejor en busca de agua o tal vez de fuego, para hervir aquella exigua cantidad. En el cuenco clavan sus miradsas unos niños que están paiñados alrededor. De pie, sin mover un músculo y sin decir palabra, permanecen con la vista fija en el arroz durante un rato. El rato se rolonga. Los niños no se abalanzan sobre el arroz, éste es poiedad de la anciana; tienen inculcado algo, algo más fuerte qe el hambre.



Tenía yo entonces diez años y el que nadie me quisiese comprar aquellas dichosas pastillas de jabón me hizo verter la mitad de las lágrimas d etoda mi vida. En todo un día de ir d e casa en cas a no vendía ningua o, como mucho, una. En una ocasión logré vender tres y regfresé a casa radieatne de felicidad.



Pasados los años, cuando vi que en la >India millones de personas iban descalzas, afloró en mí un sentimiento de comunión, de hermandad con aquellas gentes, y a veces incluso me embargaba ese estado de ánimo que se experimenta cuando seregresa al hogar de la infancia.



El profsor Deussen, gran indólogo alemán y amigo de Nietzsche, se´gun lei´, explica el meollo de la filosofía d elos hindúes de la siguiente manera;” El mundo no es sino maya, una ilusión –esxribe-. Todo es ilusorio, con una única expcepción: mi propio yo, mi atman… al vivir, el hobmre siente que es todas las personas y todas las cosas, aí que no puede anhelar nada pues tiene todo lo que es posible tener, y al sentirse todo, no puede hacer daño a nadie ni a nada pues nadie hace daño a uno mismo.”



¿Cómo es el pequeño Heródoto?

¿Sonríe a todo el mundo y alarga de buen grado su manita para estrechar otras manos o, por el contrario, se muestra receloso y se oculta tras las faldas de su madre? ¿Acaso es un llorica y un gru´ñón impenitente, hasta el punto de que su madre,cansada, llea a exclamar, a veces, mjientras exhala un dolido suspiro:”¡Dioses!, ¿para qué parí a este niño?”. ¿Es un niño obediente y bueno?, o tal vez agota a todo el mundo con sus preguntas: “¿Cómo es que exsites el sol?¿Por qué está tan alto que no se puede alcanzar?¿Y por qué se esconde en el mar?¿No tiene miedo de ahogarse?



También me daba cuenta de que un reportero polaco no era más que una mota de polvo frente a esa inmensidad que respondía al nomber de China y de que mi persona y mi trabajo no significaban nada ante las ingentes tareas a las que se enfrentaban todos.



Y si partimos del supuesto de que los chinos levantaron urallas ininterrumpidamente durante cientos e incluso miles de años, si tomamos en consideración el-siempre alto-número de aquéllos, su entrega y disposición al sacrificio, su disciplina ejemplar y su laboriosidad de hormigas, obtendremos un saldo de cientos de millones de horas gastadas en construir murallea, horas que en un país pobre se habrian podido emlear en cosas tan útiles como aprender a leer y aprender un oficio, en cultivar nuevos campos y criar un hermoso ganado.



Tal cosa resultaba una quimera, pues la primera reacción ante cualquier amago de problema era otra bien distinta: levantar una muralla. Encerrarse, separarse. Pues todo ,lo que llegaba del exterior, desde allí, no podía ser otra cosa que un peligro, el anuncio de una desgracia, un augurio del mal, vaya, la mismísima encarnación del mal.



Confucio dice que la persona nace en el seno de una socidad, luego tiene una serie de obligacions. Las más importantes son; cumplir las órdenes del poder y obedecer a los padres. Y también : respetar a los antepasados y a la tradición.

Si quieres sobrevivir, conviértete en alguien inútil, innecesario. ÇInstálate lejos de la gente, sé un ermitaño interior, conténtate con un cuenco de arroz y un sorbo de agua. Y lo más importante: observa el tao. (…) Tao significa camino, y observar el tao consiste en no abandonar ese camino, en seguirlo a donde lleve.



Cuando paseo junto con el compañero Li por las calles de Shanghai y a cada momento me cruzo con un chino, me pregunto si es éste confuciano, taoísta o budista, o sea, si pertenece a la escuela –denominada en chino- Ju, Tao o Fo.



A mí en cambio también me atraía aquello que se encontraba más allá de esos mundos: me tentaban neuvas personas, nuevos caminos, nuevos cielos. El deseo de cruzar la frontera, de escudriñar lo que se encontraba más allá de ésta, seguía vivo en mi interior.



Todos sabemos poco sobretodos las cosas, pero yo desconocía por completo la parte de l mundo que me habían asignado. Por eso me pasaba las noches documentándome sobre las guerrillas en la jungla de Birmania y Malaisia, sobre las rebeliones en Sumatra y Célebes o sobre la revuelta de la tribu moro en Filipinas. Otra vez el mundo se me revelaba como un tema inmenso que era imposible escrutar y abarcar. Tanto más cuanto que no disponía d emucho tiempo, pues el trabajo en la redacción me ocupaaba días enteros: a cada momento, procedentes de muchos países, llegaban despachos de prensa que se tenían que leer, traducir, abreviar, redactar y enviar a los periódicos y a la radio.



Heródoto empieza su libro con una frase en la que explica por qué y para qué lo había escrito:

Heródoto de Halicarnaso va a apresentar aquí frutos de sus investigaciones lelvadas a cabo para impedir que el tiempo borre la memoria d ela historia de la humanidad, ymenos que lleguen a desvanecerse las grandes y maravillosas hazañas, así d elso griegos como de lso bárbaros. Con este objeto refiere una infinidad de sucesos varios e interesantes, y expone con esmero las causas y motivaos de las gurras que se hicieron mutuamente los unos a los otros.



La gente se rúne alrededor del fuego para contar historias. Más tarde se llamarán mitos y leyendas, pero en el momento en que se cuentan y se escuchan, todo el mundo cree que son purísima verdad, la realidad más real.



Las opiniones pronunciadas por el oráculo y transmitidas a aquellos que las han pedido suelen caracterizarse por prudente ambivalencia y nebulosa turbiedad. Son textos compuesto sde tal manera que en caso de equivocación (y éstas se producían con bastante frecuencia) el oráculo pudiese hábilmente dar marcha atrás, escabullirse de todo el asunto conservando la cara.



¿Quién hay tan necio que prefiera sin motivo la guerra a las dulzuras de la paz? En ésta los hijos dan sepultura a sus padres, y en zquélla son los padres quienes la dan a sus hijos.



¿Cómo trabaja Heródoto?

Es un resportero nato: viaja, observa, habla con la gente, escucha sus relatos, para luego apuntar todo lo que ha aprendido o, sencillamentes, recordarlo.



Pues Heródoto no se contenta con lo que alguien le ha dicho, sino que intenta comprobarlo todo, contrastar las versiones oídas, formarse una opinón propia.



El libro era en aquel entonces una rareza; las inscripciones sore piedras y murallas, rareza y media.

Heródoto lo comprende, e igual que el reportero o el tenólogo, intenta mantener un contacto directo co sus protagonistas APRA no sólo escuchar lo que le cuentan sino tambien ver cómo lo cuentan y cuál es su comportamiento en esos momentos.



Heródoto edescubre algo más, a saber: la diversidad del tiempo o, mejor dicho, las muchas maneras de medirlo. En épocas pasadas los sencillos campesiones lo medían de acuerdo dcon als estaciones del año; los habitantes de las ciudades, con las generaciones; los cronistas de la Antigüedad, con la permanencia en el poder de las dinastías.



Parte de la respuesta la proporciona el propio camino. El movimeiento. El viaje. Así es: resultado de sus viajes, el libro de Heródoto es el primer gran reportaje de la literatura universal. Su autor está dotado de una intuición, una vista y un oíod e reportero. También es incansable.



Heródoto viaja con el fin de encontrar una respuesta a su pregunta de niño;¿cómo es que en el horizonte aparecen naves? ¿De dónde han salido?¿De qué puerto han zarpado? O sea que lo que vemos con nuestros propios ojos, ¿no es aún el límite del mundo?¿Hay otros mundos todavía?¿Cómo son? Cuando crezca, querrá conocerlo.s Aunque más vale que no crezca del todo, que conserve un poco de ese niño curioso que es, pues sólo los niños plantean preguntas importantes y de verdad uiern aprender.



La persona que deja de asombrarse está vacía por dentro; tiene el corazón quemado. En aquellos que lo consideran todo déjà vu y creen que no hay nada que pueda asombrarlos ha muerto lo más hermoso: la plenitud de la vida.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Extractos de "Don Juan", de Torrente Ballester

[Nota: Imagine el lector que hay esto (...) entre párrafo y párrafo]



-Polilla querido, la Creación es un cosmos, es, a saber, un Orden donde cada ser toca su pito, componiendo entre todos la universal armonía. A nosotros nos ha cabido en el reparto el papel de tentadores y atormentadores.




-Estás anticuado. La Creación no es un Orden, sino un Capricho. El Otro la ha inventado porque le dio la gana, y está llena de seres gratuitos cuyos pitos disuenan entre los demás pitos componiendo una universal barahunda. El propio Dios es una disonancia.



El más grande de nuestros poetas se ha inventado una máxima que revolucionará nuestra moral. "Sé fiel a ti mismo", dijo. Esto quiere decir: has sido predestinado. Sé fiel a la predestinación.



-Y vosotras a rezar. Cuarto misterio...

Entonces sucedió que los contornos de las cosas comenzaron a doblarse. Las palabras del rezo parecían también de goma y salían lentas y dobladas; los asientos de las sillas se ablandaban y hundían...



-Al mismo tiempo que brujo soy el padre Welcek, agustino, profesor de la Universidad.



En los archivos de la Santa Inquisición, proceso por la muerte de Welcek, constan escritas y firmadas por su mano las siguientes palabras de la Celestina.

Entonces comenzó a dar señales de poder diabólico y a hacer prodigios. Me obligó a traer a las chicas, sacándolas de sus rezos.



-No sé. Pero al revelarme el nombre de Don Juan fue como si hubieran sembrado un niño en mis entrañas.



Soñé que en el interior de mi cerebro metían un huevo como de ave.



-El placer no me interesa. Me refiero al modo de conquistar a las mujeres.



-Ha surgido una complicación rarísima. El alma de mi amo ha emigrado esta noche un par de veces de su cuerpo.



-Pero cuando se es uno, como Satán, como cualquier hijo de vecino, el que quiere creer que es lo que desea ser tiene que desdoblarse y creer en sí mismo como si fuera otro.



-Usted sabe perfectamente que el hombre puede cambiar su ser mientras alienta, puede rectificar, enderezar, arrepentirse o enderezarse; pero la muerte fija definitivamente su verdadera forma de ser, de modo que si Don Juan murió siendo Don Juan, lo será eternamente y en serlo consistirá su condenación.



-La virtud de mis palabras tenía mayor alcance de lo que yo hubiera sospechado, porque conforme hablaba Sonja se prendía en ellas, se dejaba envolver por algo que las acompañaba y escondía su vulgaridad y la acercaba a mí, la atraía.



-¿Qué es lo que quiere entonces?

-Que esa mañana del primer despertar, y las mañanas sucesivas, una a una y cada día un poco, descubra que soy mejor que Don Juan, y sobre todo que soy distinto.



Decían sus primeras líneas: "J'ai plus de souvenirs que si j'avais mille ans." Pido el verso prestado a mi amigo Baudelaire, a quien conocí algo tarde: había escrito ya un bello poema sobre mi entrada en el infierno y proyectaba un drama, que no llegó a escribir, sobre mi muerte. Para mi amigo Baudelaire, yo era un personaje aburrido y melancólico, aunque simpático...". Y después de este preámbulo y de unas líneas más, hablaba de los Tenorios de Sevilla.



Hay otra diferencia: Charles perdió a su padre de niño, y vivió enmadrado y celoso. Mi madre, doña Mencía Ossorio, murió al parirme, y viví durante los años de mi infancia bajo la autoridad de mi padre, que me amaba a su modo, pero que jamás me perdonó la muerte de mi madre.



Las enseñanzas de mi padre y las de don Jorge venían de distinta fuente, nadie se cuidó de juntarlas, ni yo mismo. Conexistían dentro de mí sin contradicción ni pelea, pero no fundidas, sino superpuestas.



Don Gonzalo de Ulloa parecía un actor, acaso un gran actor, pero de los que creen que vivir consiste en eso, en pasar de la persona a la personalidad, instalarse en ella y expresarla.



¡Qué hermoso era el amanecer! Como el cuerpo dorado de Mariana, ahora sosegada, silenciosa, los labios entreabiertos y sonriente. En algún lugar de mi alma algo se preguntaba por el significado de un cuerpo de mujer, y en ese mismo lugar, viva como una brasa, permanecía la huella de un misterio, aquella noche rozado.



Porque para mi corazón, mis antepasados estaban por encima de los ángeles. No es mía la culpa. Así me lo habían hecho entender desde niño. Y tenía su cólera por más temible que la de Dios. Dios se limita a enviar al infierno a los pecadores, pero la cólera de los Tenorios muertos produce deshonor.



-Os presento a don Juan, mi hijo.

Incliné la cabeza, un grado más que si me hallase ante el rey, un grado menos que si me hallase ante Dios, y ellos alzaron la mano diestra.



Gonzalo, no valía la pena sacar a tantos muertos de las tumbas. Lo encuentro exagerado.



Y un Tenorio puede perder su alma, nunca el respeto de sus muertos.



Tuve en aquel momento la intuición de que los Tenorios no habían amado unca, de que en la falta de amor se había cimentado su fortaleza. Ni siquiera mi padre me miraba con ternura.



Las cosas, sin amor, eran más fáciles.



-No es necesario. Nuestra ley no es ley de dios, sino de sangre. Es una ley mundana.



-Vivía como si no existiera, iba en carroza camino a la santidad, pero resulta que el cuerpo existe y que sirve para algo.



-No estoy en pecado; soy pecado.



Tuve que preguntarles, con voz respetuosa, si tenía monos en la cara. Ellas, entonces, se santiguaron y huyeron.



Se me ocurrió que, al apartarme de Dios, caía de la parte del demonio, y esto me inquietó. Jamás he sentido por Satanás la menor simpatía. Lo encuentro innoble y sucio. me repugna, sobre todo, su falsedad.



-Hay, por tanto, que ser listo, y engañar. De día, iglesia; de noche, juerga.



-Todo es cuestión de cómo le eduquen a uno, de las cosas que le inculquen. Yo, buen señor, soy un noble. A mí de pequeñito, me enseñaron que no hay que tener miedo, y que lo peor que puede suceder a un noble es ser cobarde.



-San Juan Tenorio. no suena mal, ¿verdad? San Juan Tenorio, patrón de los cornudos, diría el Comendador. Y Santa Mariana, la arrepentida.



-Ya. Lo que su amo buscaba era la perfección de la blasfemia.



-Fuera, en todo el ámbito del Universo, la música seguía, y el Señor, que había compuesto la partitura y la había ensayado para aquella ocasión, alzó el brazo derecho y marcó un compás de espera.



-Pero él lo duda. Si yo tuviera un secreto, ya no dudaría. ¡Y mucho más siendo secreto de Dios...! Poseer un secreto de dios debe dar mucha importancia.

La sierpe simuló quedar pensando.



-¡Yo lo vi entrar -vociferaba el Comendador-, y, después, le seguí! La llevó en brazos hasta la alcoba, la desnudó enteramente y se metió en cama con ella. Mariana es su mujer, pero ignora que su marido es el hombre que tiene entre los brazos. ¡De modo que Don Juan se está poniendo los cuernos a sí mismo!



-En cuanto a ustedes -hablaba a los demonios de medio lado, sin concederles importancia-, no necesito que me juzguen. He muerto como don Juan, y lo seré eternamente. El lugar donde lo sea, ¿qué mas da? El infierno soy yo mismo.



¡No fue a ellos a quienes disputaste las mujeres sino al Señor! ¡No era la ofensa de ellos lo que buscabas, sino la de Dios! Y, entonces, dime: ¿qué papel les quedaba a los padres y maridos? ¿Con qué cara iban a castigar a la seducida, si no iba nada contra ellos? (...) En nombre de los padres y maridos que dejaste en ridículo, te rechazo. Vete.

Extractos de "Diccionario del diablo", de Ambrose Bierce

Adivinación, s. Arte de desentrañar lo oculto. Hay tantes clases de adivinación cmo variedades fructíferas del pelma florido y del bobo precoz

Admonición,s. Reproche suave o advertencia amistosa que suele acompañarse blandiendo un hacha de carnicero.

Agitador, s.Estadista que sacude los frutales del vecino...para desalojar a los gusanos.

Alianza, s.en política internacional, la unión de dos ladrones, cada uno de los cuales ha metido hatanto la mano en el ab'lsil.lo del otro qwu eno pueden separarse para robar a un terecero.

Anormal,adj. Que no responde a la norma. En cuestiones de pensmaineto y conducta, ser independiente es ser anormal, y ser anormal es ser detestado. En consecuencia, el autor aconseja parecerse más al Hombre Medio que a uno mismo.Quien lo consiga, obtendrá la paz, la perspectiva de la muerte y la esperanza del Ingfierno.

Australia, s.País situado en los Mares del Sur, cuyo desarrollo industrial y comercila, se ha visto increíblemente demorado por una funesta disputa entre geógraos sobre si es un continente o una isla.

Avestruz, s. Ave de gran tamaño, a quien la naturaleza (sin duda en castigo de sus pecdos) negó ese dedo posterior en el que tantos naturalistas piadosos han visto una prueba manifiesto de un planteamiento divino.La ausencia de alas que funcionen no es un defecto, porque, como se ha señalado ingeniosamente, el avestruz no vuela.



Baal, s. (...) De Babel deriva la expresión "bla-bla-blá". Cualquiera se ael nombre con que se lo adora, Baal es el dios Sol. Como Belzebú, e esl dios de las moscas, que son engendradas por los rayos solares en el agua estancada.



Batalla, s. Método de desatar con los dientes un nudo político que no pudo desatarse con la lengua.

Bautismo,s. Rito sagrado de tal eficacia que aquél que entra en el cielo sin haberlo recibido, será desdichado por ltoda la eternidad. Se realiza con agua, de dos modos: por inmersión o zambullida, y por aspersión o salpicadura. Si la inmersión es mejor que la aspersión, es algo que los inmergidos y los asperjados deben resolver consultando la Biblia y comparando sus respectivos resfríos.



Botánica,s. Ciencia de los vegetales, comestigbles o no. SE ocupa principalmente d elas flores, que generalmente están mal diseñadas, tienn colores poco artísticos y huelen mal.



Caaba, s. Piedra de gran tamaño ofrecida por el arcángel Gabriel al patriarca Abraham, que se conserva en La Meca. Es posible que el patriarca le haya pedido al arcángel un pedazo de pan.



Cagada de mosca, s. Prototipo de la puntuación.



Cañón,s. Instrumento usado en la rectificación de las fronteras.



Cartesiano, adj. Relativo a Descartes, famoso filósofo, autor de la célebre sentencia "Cogito, ergo sum", con la que pretnedió demostrar la realidad de la existencia humana. Esa máxima podría ser perfeccionada en la siguiente forma: "Cogito cogito, ergo cogito sum" (Pienso que pienso, luego pienso que existo), con lo que estaría más cerca de la verdad que ningún otro filósofo hasta ahora.



Cerradura, s. Divisa de la civilización y el progreso.



Clérigo, s. Hombre que se encarga de administrar nuestros negocios espirituales, como método de favorecer sus negocios temporales.



Detener, v.t. Arrestar a alguien acusado de conducta insólita. "Dios hizo el mundo en seis días y se detuvo en el séptimo". Versión no autorizada de la Biblia.



Deuda, s. Ingenioso sustituto de la cadena y el látigo del negrero.



Economía,s. Compra del barril de whisky que no se necesita por el precio de la vaca que no se tiene.

Egoísta, adj. Sin consideración por el egoísmo del los demás.



Entendimiento, s. Secrección cerebral que permite a quien la posee distinguir una casa de un caballo, gracias al tejado de la casa. Su naturaleza y sus leyes han sido exhaustiamente expuestas por Locke, que cabalgó una casa, y por Kant que vivió en un caballo.



Espalda, s. Parte del cuerpo de un amigo que uno tiene el privilegio de contemplar en la adversidad.



Espejo, s. Plano vítreo sobre el que aparece un efímero espectáculo dado para desilusión del hombre.



Erudición, s. Polvillo que cae de un libro a un cráneo vacío.



Eucaristía, s. Fiesta sagrada de la secta religiosa de los Teófagos.

Frontera, s. En geografía política, línea imaginaria entre dos naciones que separa los derechos imaginarios de una, d elos derechos imaginarios de la otra.

Futuro, s.Época en que nuestros asuntos prosperan, nuestros amigos son leales y nuestra felicidad está asegurada.



Gárgola, s. Desagüe saledizo en los tejados de los edificios medievales, que por lo común tien la forma d euna grotesca caricatura de un enemigo personal del arquitecto o del propietario.



Geología, s. Ciencia de la corteza terrestre, que sin duda incluirá la del interior del globo cuando un charlatán salga de un pozo. Las formaciones geológicas del planeta ya observadas son: el Primario, o inferior, que está formado por rocas, huesos de mulas empantanadas, cañerías de gas, herramientas de mineros, viejas estatuas desnarigadas, doblones y antepasados. El Secundario está constituido principalmente por gusanos colorados y topos. El Terciario comprende vías férreas, pavimentos, hierbas, víboras, botines enmohecidos, botellas de cerveza, latas de tomates, ciudadanos intoxicados, basura, anarquistas e imbéciles.



Inadmisible, adj. (...) No existe en el mundo una religión que no se funde en la evidencia de oídas. La revelación es evidencia de oídas; que las Escrituras sean la palabra de Dios, es cosa que sabemos solamente por el testimonio de hombres muertos hace mucho tiempo, cuya identidad no está claramente establecida y que no prestaron ningún tipo de juramento.



Inmigrante, s. Persona inculta que piensa que un país es mejor que otro.



Mono, s. Animal arbóreo que se instala en los árboles genealógicos.



Peatón, s. Para un automóvil, parte movediza del camino.



Peripatético, adj. Que camina de aquí para allá. Relativo a la filosofía de Aristótles quien, al exponerla, caminaba de un lado a otro, para eludir las objeciones de sus discípulos. Precaución innecesaria, ya que ellos ignoraban el tema tanto como él.



Quiromancia, s. (...) Consiste en "leer el carácter" en las líneas de las manos, ya que cada mano exhibida al quiromántico lleva escrita en sus líneas la palabra "tonto". El engaño consiste en no decirlo en voz alta.



Sepulcro, Lugar en que se coloca a los muertos hasta que llega el estudiante de medicina.



Silogismo, s. Fórmula lógica, que consiste en una premisa mayor, una premisa menor y una inconsecuencia.



Tenedor,s. Instrumento usado principalmente para llevarse animales muertos a la boca.



Zenit,s. Punto del firmamento situado directamente sobre un hombre parado o un repollo que crece.