viernes, 29 de octubre de 2010

Extractos de "Diarios (1984-1989), por Sándor Márai

"Empieza el año que da título al éxito de ventas de Orwell. Si bien su vaticinio no se ha cumplido, a cambio se ha impuesto la realidad diaria: el terror nuclear.

(...)Década de 1810: el planeta albergaba aproximadamente mil millones de habitantes; para el albor del nuevo milenio con toda probabilidad la cifra rondará los seis mil millones. En el siglo XIX se proclamó con orgullo que era posible dar la vuelta al mundo en ochenta días; hoy basta con noventa minutos.

(...)

En cambio, hoy en día la erudicíón ha dejado de representar un sacrificio; si uno no lo sabe todo acerca de lo que habla, es por simple pereza. la auténtica virtud reside en ofrecer algo nuevo y original a partir de estos conocimientos previos. Los tomos de las enciclopedias son ladrillos que tanto pueden servir para levantar presidios como catedrales. Ya no es difícil saber, pero crear algo nuevo a partir de los datos sigue siendo tan arduo hoy como lo ha sido siempre.

(...)

Lincoln dijo que cumplidos los cuarenta cada hombre es responsable de su cara. En un sentido existencial eso es cierto: el hombre no es el que nace, sino el que se hace. Sin embargo a los ochenta, uno ya no es responsable de sus facciones: la personalidad y la conciencia discurren ajenas a las fuerzas que las conforman.

(...)

La única protección eficaz contra la miseria es la modestia.

(...)

Algunas palabras tienen una fuerza destructora tan densa como el cianuro.

(...)

El valor de una obra no reside en la procedencia del ladrillo y las tejas con que se ha erigido, sino en lo que el autor construye con esos materiales.

(...)

En el océano se encuentra todo, hasta la patria.

(...)

A orillas del océano, bajo un cielo plúmbeo que presagia temporal, me quedo contemplando una vieja gaviota que, inmóvil, observa la costa: centinela del infinito. Las patas como sarmientos sostienen el cuerpo y el abundante plumaje; el pico duro y ganchudo, su arma acerada para batallas acuáticas y terrestres, corta el aire como un puñal, y dos ojillos de fulgor oscuro, uno en cada lado de la cabeza, miran simultáneamente a derecha e izquierda. No ve hacia el frente, no conoce otro horizonte que la perspectiva conjunta del hemisferio derecho e izquierdo. Es como el ideólogo que sólo sbe dividir la humanidad en dos categorías absolutas: la derecha o la izquierda. Sin embargo, es posible ver hacia delante... Para ello sólo es preciso tener dos dedos de frente y los ojos adecuadamente dispuestos.

(...)

La prueba de la democracia es el duelo; el bendito pueblo no juzga la capacidad política d elos candidatos, sino si son apuestos o no, si saben encontrar el punto flaco del contrincante y soltarle cuatro verdades, si saben actuar, cómo es su mímica, sus gestos...  Ese duelo de juglares me asusta.

(...)

En estos tiempos en que los satélites giran en torno a la Tierra a una velocidad de 38.000 km/h, el Star of India demuestra la extraordinaria capacidad que ha tenido el hombre cuando, con voluntad de hierro, ha emprendido un viaje por tierra y por mar, o incluso se ha propuesto dar la vuelta al planeta. No existen límites, excepto el propio ser humano.

(...)

La religión institucionalizada pierde justamente la esencia de la religión. Algo similar ocurre al institucionalizar la literatura y el arte: su esencia se evapora.

(...)

En California este clima es un intruso, un mocoso que se presenta sin avisar en casa de una familia burguesa de buenas costumbres y se comporta como un completo grosero, lanza escupitajos a la alfombra y suelta tacos.

(...)

Aristóteles. Durante veinte años recibió las enseñanzas de Platón, pero después decidió que la Forma era más fiable que la Idea. Sus escritos sobre lógica y metafísica me cansan, pero sus reflexiones acerca de la naturaleza me refrescan. Por ejemplo, cuando afirma que los peces también duermen. Eso sí que no lo sabía.

(...)

A veces me siento como un recuerdo de mí mismo.

(...)

Aristóteles (...) elogia a los gordos porque, según él, tienen "más humores" en el cuerpo.

(...)

Bertrand Rusell consideraba más legítimas las matemáticas que la misma realidad.

(...)

En general los mamíferos piensan que la propiedad privada es un derecho natural.

(...)

Chesterton: "The Universe is the most exquisite masterpiece ever constructed by nobody". (El Universo es la obra de arte más exquisita jamás construida por nadie.)

(...)

Las emisiones deportivas son la arteriosclerosis absoluta de una civilización.

(...)

En el supermercado de la muerte los clientes echan una  carrera en silla de ruedas. Algunos cadáveres se han vestido de gala. Lo aceptaré todo, excepto esto, la muerte consumista.

(...)

Venimos de la nada y desaparecemos en la nada. Lo demás son fantasmagorías infantiles.

(...)

Yo no sé nada. Entre mil millones de cuerpos celestes, innumerables, en un planeta se produce la reacción química que permite la vida. La conciencia se asienta en un organismo biológico. Lo demás son tonterías.

(...)

La verdad es que me siento tentado a abandonar este mundo, porque ella [su mujer] no me necesita ni se da cuenta de mi presencia.

(...)

Literalmente "exhaló el último suspiro". Me quedé durante media hora más junto a su lecho, contemplándola. no estaba seria ni hermosa, sólo diferente. Como si todo el maquillaje de la vida -ira, dolor, alegría, tristeza-, todo lo que reviste el rostro humano, se hubiera borrado. Sólo capté en ella serenidad y nobleza, dos rasgos que siempre quedan ocultos en la cara de los vivos.

(...)

Lo que quedó de ella, ese puñado de cenizas, desapareció en el Pacífico; millones de motas de polvo. Al menos es higiénico. El fuego y el agua son higiénicos. La idea de la putrefacción en la tierra, un cuerpo devorado por los gusanos... me repugna. Así todo es mejor. Desaparecer, sin ruido, es todo lo que uno puede hacer.

(...)

Esa situación vergonzosa es la vida, una ilusión grotesca.

(...)

La idea de la "literatura" me hastía. Las palabras no sirven más que para ocultar la realidad, no para revelarla.

(...)

La oficina de estadística de las Naciones Unidas ha emitido un informe según el cual, entre 1974 y 1986, el número de habitantes del planeta ha pasado de cuatro mil millones a cinco mil millones. en 1999 -según el mismo informe- alcanzará los seis mil millones.

(...)

A veces resuena el eco del verso de Babits: "Tal vez no sea gran cosa la muerte." Es posible. Acaso estaba en lo cierto, teniendo en cuenta que todo el mundo ha pasado por ello y  nadie ha presentado una queja a posteriori.

(...)

"Temer la muerte." Lo que temo es que la muerte sea aburrida."

Extractos de "El mito y el concepto de realidad", por Hans Blumenberg

"El mito no requiere decisiones, no exige renuncias. Sigmund Freud interpretó [en Moisés y la religión monoteísta] la prohibición de imágenes del Antiguo Testamento como una enorme "represión del instinto" como punto de partida hacxia las gracndes abastracciones teológicas que van mucho más allá de una simple reducción del politeísmo al monoteísmo y que hallan su coronamiento en la historia tardía de la teología en la escolástica.

(...)

La tradición mitológica parece fundarse en la variación y en lo inagotable de su contenido inicial, susceptible de ser continuamente recreado y modificado hasta el extremo de volverse irreconocible, como las variaciones musicales.

(...)

La tradición mitológica proporciona pruebas de la fantasía, parámetros para sus temeridades; remito a la obligada cita poética del viaje a los infiernos del héroe de la épica, incluida su variante fáustica del descenso a las madres.

(...)

No olvidemos quer la blasfemia es además un correlato del miedo a los poderes, una práctica mágica para, tal vez, descubrir su velada impotencia. Si Zeus era un viejo dios de la tormenta con atributos aterrorizantes, no podí existir una mayor libertad para salirse de una "dependencia absoluta" que contar de él aquellas hitorias que le hacían parecer más humano que cualquier hombre. Apolo, en su origen el "corruptor", se convirtió en un dios luminoso, francamente amable, y su madre Leto era, en su origen, una deidad de aquel espacio habitado por el terror, la noche.

(...)

Los principios absolutos hacen que nos quedemos literalmente mudos.

(...)

La gestación de los mitos empieza sólo con la "humanización de la idea de dios", o sea, tras haber superado los antiguos temores a los dioses terribles y zoomorfos.

(...)

Sin el recuerdo de los terrores y su byugaciones que llegó a superar, no se entendería la libertad del mito en su especifidad: como placer de variación frente al poder de la repetición.

(...)

una época que busca incesantemente afianzarse en la teoría.

(...)

Como contraste con los esfuerzos de estos realismos, valga la frase de Kafka: "la verdadera realidad nunca es realista".

(...)

[que yo sepa no hay ningún mortal que se pueda preciar de haber visto o inventado una figura más divina que la humana.]

(...)

Leibniz argumenta de una manera apenas diferente a la de la mística del siglo XVI. Sólo fue capaz de oponer a la hipótesis de un engaño universal la posiblidad de resignarse a la consistencia de los fenómenos -aunque ésta sólo fuese la de un sueño- y no preocuparse de una posible ruptura de esta consistencia, lo cual supondría un fracaso de la conciencia de realidad.

(...)

Si bien el mito se pregunta por el "Altísimo", no lo hace precisamente en el sentido filosófico de lo impensable.

(...)

Fontenelle no tiene en cuenta que es precisamente esto lo que caracteriza al mito, a saber, que, al tratar de un inicio, hace olvidar el inicio, y que en ello no sólo reside una diferencia cuantitativa respecto de la filosofía, sino una disposición elemental a no dejarse llevar hacia el abismo de lo Absoluto.

(...)

Habría que preguntarse por el potencial mitológico que subyace al cristianismo mismo.

(...)

Lo divino desvela ser lo ancestralmente humano, se reconoce el mito como forma apócrifa de la historia.

(...)

La mitología, en su función de despotenciación de aquello que atemoriza "como reacción al pensamiento más aterrante y angustioso", es algo que también observó el etnólogo moderno (B.Malinowski) con la legitimidad del "investigador de campo": "[...] la idea de la muerte está cargada de terror, del deseo de ahuyentar su amenaza, de la vaga esperanza de poder, antes que explicarlo, más bien explicándolo alejarlo, convertirlo en irreal y negarlo sistemáticamente" (op. cit.,p. 192).

(...)

Por supuesto que no se puede omitir que el movimiento circular posee una dignidad racional sólo en la medida en que retiene en su movimiento el ideal de reposo autárquico.

(...)

En mi opinión, la época moderna ya había dado entretanto con otra figura cuya insistencia demiúrgica convirtió el regreso definitivo en un arabesco, mientras que su fascinación consiste en convertir en partria propia uun mundo extraño e inóspito: Robison Crusoe. Exceptuando al Fausto, ninguna otra figura ha alcanzado la condición de pregnancia mítica y de incitación a una correspondencia receptiva.

(...)

Entendiendo la realidad como cosmos, desde su antítesis respecto del caos, la estable imporbabilidad de la forma esférica y de la órbita supone la máxima distancia respecto de la amenaza del caos.

(...)

La alternativa a la repetición cósmica es únicamente el caos.

(...)

Lo ilimitado, como lo indetermindado, también sería lo decididamente impensable; por ende, Dios, en tanto que  su poder fuese ilimitado, no se podría siquiera pensar a sí mismo. El supremo atributo que le otorga la antigua metafísica, el ser pensamiento que se piensa a sí mismo se habría vuelto contradictorio.

(...)

La armonización del ciclo mítico con la libertad relativa a la salvación de los sujetos individuales consiste en que, si bine en cada curso del mundo se adjudican los mismos "puestos" en el sistema desde el Ángel hasta Satán, su repartición, en cambio, es el resultado del juicio emitido sobre la época precedente.

(..)

Catarsis significcaría superar los sentimientos arcaicos del temor a los dioses, así como la ofuscación provocada por ellos, pero también la compasión para con los culpables, sin culpa, de la mímesis como anámnesis.

(...)

Este acto de conclusión sigue siendo una categoría de la recepción del mito: tan sólo entregándolo todo, habrían sobrevivido sus poderes imaginarios. Entre éstos también se cuentan las atrevidas formas de la variación y de la vaga alusión, e incluso el blasfemo fortalicimiento con el que el mago ha intentado desde antiguo asegurarse la inactividad o la impotencia de los dioses.

(...)

Admitir la mitología, era, a un tiempo y ante todo, una señal de victoria segura. La cultura de la antigüedad, bajo la forma que la polémica cristiana de época cristiana de época había calificado de demoníaca, fue conducida, por así decir, como una cautiva en el desfile triunfal del a nueva era. La interpretación en sentido cristiano, la alegoresis, ya no era obligatoria.

(...)

"Was aber derselbingen Verstand seye davon gibt es unendlich viel disputirens" ("pero qué sea del entendimiento, de eso sí que cabría discutir eternamente")."


viernes, 22 de octubre de 2010

extractos de "La escritura o la vida", por Jorge Semprún

"La mayoría de ellos [los deportados] sólo vivía debido a la inercia: luz debilitada de una estrella muerta, su mirada.

(...)

La congoja inmunda, la vergüenza de su cuerpo delicuescente eran perfectamente legibles en ellos. Pero también una llama de dignidad, de humanidad derrotada aunque incólume. El destello inmortal de una mirada que constata que la juete se acerca, que sabe a qué atenerse, que calibra cara a cara los peligros y los envites, libremente: soberanamente.

(...)

J'ai pesé de tout mon désir
sur ta beaté matinale...

(...)

Jamás podré contemplar las figuras de Giacometti sin acordarme de los extraños paseantes de Buchenwald: cadáveres ambulantes en la penumbra azulada del barracón de los contagiosos; cohortes inmemoriales alrededor del edificio de las letrinas del Campo Pequeño.

(...)

Le cuento la historia de Hans, que acabo de inventar, para, en suma, ayudarle a vivir.

(...)

Ô mort, vieux capitaine, il est temps levons l'ancre...

(...)

Era algo completamente distinto: una música de acordeón tocada, indudablemente, por un ruso. Sólo un ruso podía extraer de este instrumento una música semejante, frágil y violenta, esa especie de vals tempestad: estremecimiento de abedules en el viento, de trigales en la estepa sin fin.

(...)

A lo largo de ltodo el verano del regreso, del otoño, hasta el día soleado, en Ascona, en el Tesino, cuando decidí abandonar el libro que trataba de escribir, las dos cosas que pensaba que me atarían a la vida -lae scriura, el placer- me alejaron po rel contrario de ella, me remitieron sin cesar, día tras día, a la memoria de la muerte, me devolvieron a la asfixia de la memoria.

(...)

Vi entonces entre sus manos el volumen de René Char, Seuls demeurent.

(...)

Beauté je me porte a ta rencontre dans la solitude du froid. Ta lampe est rose, le vent brille. Le seuil du soir se creuse...

(...)

Il y a dans ce monde nouveau tant de gens
pour qui plus jamais ne sera naturelle la douceur
il y adans ce monde ancien tant et tant de gens
pour qui toute douceur est désormais étrange
il y a dans ce monde ancien et nouveau tant de gens
que leurs propes enfants ne pourront pas comprendre

Oh vous qui passez
ne reveillez pas cette nuit les dormeurs...

(...)

Aunque hayan adivinado lo que te está sucediendo, lo que te está sumergiendo, aniquilando. Nada jamás desviará el curso de este sueño, el flujo de esta laguna Estigia.
"Tutto è ora volto in caos: sono solo al centro di un nulla grigio e torbido, ed ecco, io so che cosa questo significa, ed anche di averlo sempre saputo: son odi nuevo in Lager, e nulla era vero all'infuori del lager. il resto era breve vacanza, o inganno dei sensi, sogno: la gamiglia, la natura in fiore, la casa..."
Imposible expresarlo mejor que Primo Levi.

(...)

Al igual que Primo Levi, en su notable entrevista con Roth, añadiría a esos elementos objetivos un factor subjetivo: la curiosidad. Le ayuda a uno a resistir d euna forma no evaluable, por supuesto, pero sin duda decisiva.

(...)

Stukateur ["estucador"], pues: ese era el santo y seña que me había abierto otra vez las puertas de la vida.

(...)

Pese al sonido estridente de los pitidos, a lo lejos, la noche era hermosa, apacible, serena. El mundo se ofrecía a mí en el misterio radiante d euna oscura claridad lunar. Tuve que detenerme para recuperar el aliento. El corazón me latía muy fuerte. Me acordaré toda mi vida de esa felicidad insensata, me dije para mis adentros. De esta belleza nocturna."